martes, 24 de febrero de 2009

Las nuevas tecnologías y su relación con el saber, el conocimiento y el estudiante

Desde que inicio este curso he reflexionado acerca de la naturaleza de nuestra empresa, de nuestro fin mutuo como estudiantes; imaginé que no podíamos ser considerados como un grupo tradicional de alumnos —ya que no nos encontramos en un espacio ni tiempo sincrónico, ni compartimos actividades o relación cara a cara—, tampoco podemos ser catalogados como meros coparticipes para un fin común —puesto que en realidad, y asumiéndonos como ciudadanos de conocimiento (Buendía & Martínez, 2007), buscamos una mejora y un aprendizaje personal. Esta reflexión me daba vueltas en la cabeza, ya que me interesaba saber como asumirme dentro de esta nueva experiencia, y ha sido gracias a López Falconi (En prensa) que por fin he descubierto que somos: una comunidad de prácticas de valor.

Y he descubierto que somos una comunidad así por diversas razones, dentro de las cuales podemos mencionar que somos una empresa conjunta (aseveración basada en que nuestros objetivos y necesidades comunes están basados en los lineamientos del curso mismo, aun cuando cada quien los interprete de diferente forma); también tenemos un compromiso mutuo (el cual puede observarse en las creaciones individuales del blog, para compartir con los demás); y, finalmente, usamos un repertorio compartido (que bien puede ser entendido y expresado en la creación conjunta, creada por el conocimiento colectivo, que representa la wiki). Todo lo anterior es el fundamento de las comunidades de prácticas, según Wegner (citado en López Falconi, en prensa).

Asimismo, en esta comunidad existen los 4 procesos de conversión y transferencia de conocimiento citados por Nonaka (citado por Lin & Lin en López Falconi, en prensa): a. socialización; b. exteriorización; c. combinación; y, d. interiorización. A partir de estos procesos, los miembros de la comunidad ITESM se vuelven participes activos de la creación, uso y aprovechamiento de conocimiento, lo que, reiterando, nos hace realizar prácticas de valor.

Ahora bien, las comunidades de prácticas de valor se caracterizan por pertenecer al ámbito de organizaciones empresariales, lo que, de entrada, no califica para una institución educativa; no obstante, las organizaciones educativas como el Tecnológico de Monterrey son empresas, centradas en el proceso enseñanza-aprendizaje, pero finalmente empresas; la cual logra, y plenamente según mi perspectiva, generar y conservar conocimiento en beneficio de los miembros y su contexto (entendiendo como miembros a todos aquellos que formamos parte de ella y como contexto a nuestro entorno inmediato en el que tiene influencia nuestro cambio de actitudes y habilidades), tanto por su práctica misma como por el trabajo que los mismos estudiantes realizan.

Por otro lado, según Leavitt y Whisler (citados por Alanís, 2007) predijeron allá por la década de los cincuentas que “la computadora será una herramienta que influirá en el comportamiento y aprendizaje de las personas”. Así, es posible observar que la tecnología ha sido un factor primordial en los cambios educativos y organizacionales, ya que conlleva cambios en casi todos los aspectos de la vida de los seres humanos: las soluciones de negocios, los productos, la mercadotecnia, el gobierno y la educación (Alanís, 2007).

A partir de la lectura de Alanís (2007), ha sido posible entender que el avance de la tecnología ha sido constante, y parece ser que lo seguirá siendo; sin embargo, también se pudo observar que, si bien la tecnología cambia, no así las necesidades de las personas. Así, el blended learning debe, o puede, ser entendido como sólo como una nueva aproximación a la resolución de las necesidades de estudio, ya que el aprendizaje combinado depende de la visión y acercamiento tanto del curso como del maestro que lo desarrollo, tomando en cuenta los aspectos contextuales específicos a su momento y tiempo.

En la actualidad, a partir del desarrollo tecnológico, es posible llegar a desarrollar y crear aspectos que lleven a las organizaciones a una visión y desarrollo global, buscando satisfacer las necesidades específicas de cada uno de sus clientes, efecto que, en diferente medida, produce también el aprendizaje combinado (o blended learning), puesto que éste trata de incluir aspectos tecnológicos que beneficien o satisfagan necesidades particulares de cada estudiante, llevándolo así a complementar educación tradicional cara a cara con aspectos innovadores y autodirigidos.

El aprendizaje combinado presenta una gran gama de posibilidades educativas, las cuales son reflejo de la riqueza que ambos modelos (la educación tradicional y la educación en línea) aportan al conjuntarse en uno solo (esa mezcla a la que hace referencia el término blended). Asimismo, es importante resaltar que para la realización adecuada de cursos basados en aprendizaje combinado es necesario tomar las fortalezas, y no las debilidades, de cada uno de los modelos pedagógico-educativos que se combinan (Mortera, 2007).

El aprendizaje combinado aparenta ser la solución de entrada para la implementación de innovaciones educativas, ya que al ser una mezcla de ambos modelos permite una introducción paulatina al modelo educativo basado en TIC.

Cabe señalar que, si tomamos en cuenta al aprendizaje combinado como base para la introducción y aceptación de cursos ofrecidos en línea, el reconocimiento y relación con el aprovechamiento de los cursos innovadores basados en TIC, debe ser evaluado a la luz de las necesidades de los nuevos tipos de estudiante. Se deben tomar en cuenta las preferencias (que son conscientes) y las tendencias (que son que son naturales e inconscientes) de aprendizaje que se presentan en cursos en línea, ya que éstas afectan de manera directa la forma en que el estudiante se enfrenta y aclimata al nuevo ámbito educativo.

Así, se deben tener en cuenta al desarrollar y aplicar cursos en línea, preferencias sensoriales, ambientales, gráfico visuales en el estilo de redacción, de tiempo y de interacción social, pues éstas varían de estudiantes en modelos tradicionales cara a cara a estudiantes a distancia; además, las tendencias, tales como la organización de archivos en la computadora, de independencia y dependencia de campo y en el pensamiento, influyen directa y proporcionalmente en el éxito o fracaso que el alumnos presentará al estudiar en un ambiente en línea por demás diferente al cara a cara al que estaba acostumbrado (Lozano, 2007).

Ahora bien, los estilos de aprendizaje propuestos por la teoría de Fleming & Mills (citado en Lozano, 2007) denominados VARK, por sus siglas en inglés, deben cambiar para adecuarse a nuevos estilos de aprendizaje para estudiantes en línea, los cuales son propuestos por Pallot & Pratt (citados en Lozano, 2007) y se dividen en 7 estilos nuevos que se observan en los estudiantes de cursos en línea: 1. Visuales-verbales; 2. Visual-no verbal o visual espacial; 3. Auditivo-verbal o verbal lingüístico; 4. Táctil-kinestésico o kinestésico-corporal; 5. Lógico-matemáticos; 6. Relaciones interpersonales; y, 7. Relaciones intrapersonales.

Por último, sólo resta observar que, como bien dice Lozano (2007), el reconocimiento de los estilos de aprendizaje, la identificación y medición de los mismos, es un tema en el que los investigadores deben profundizar, tomando en cuenta que los saberes y habilidades que se requieren para preparar y tomar un curso a distancia son especiales y diferentes de los de un curso presencial y tradicional.

Referencias:

Alanís, M. (2007). ¿Hacia dónde nos dirigimos? Evolución de la tecnología y sus efectos en sus organizaciones. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.

Buendía, A. & Martínez A. (2007) Hacia una nueva sociedad del conocimiento: retos y desafíos para la educación virtual. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.

López Falconi, J. E. (En prensa). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Limusa.

Lozano, A. (2007). Reconocimiento de los estilos de aprendizaje en cursos ofrecidos en línea. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.

Mortera, F. J. (2007). El aprendizaje híbrido o combinado (Blended learning): acompañamiento tecnológico en las aulas del siglo XXI. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.

viernes, 6 de febrero de 2009

Hacia un nuevo modelo educativo

Una vez realizadas las lecturas del Módulo 1 — Buendía & Martínez, 2007; Heredia & Romero, 2007; Alanís, en prensa — es posible reconocer un elemento central en ellas: la importancia y centralidad del estudiante.
Los nuevos modelos educativos (aula remota, estudio independiente guiado, interactivos basados en TIC, híbridos, etc.), presentan una visión en la que se considera al estudiante ya no sólo como un receptor de conocimiento, sino como un creador y transformador de los mismos y de su entorno.
El estudiante debe convertirse en un aprendiz, en alguien capaz de volverse un ciudadano de conocimiento (Buendía & Martínez, 2007) capaz de interactuar con un entorno cada vez más globalizado y demandante.
Las demandas que se exigen del nuevo estudiante se encuentran basadas un modelo educativo centrado en él, en la enseñanza (Heredia & Romero, 2007), el cual invita a la reflexión, la creación de valores de conocimiento y la autoadministración, tanto espacio-temporal como de competencias y habilidades.
Es inevitable reflexionar sobre el nuevo papel del educando dentro del modelo de enseñanza centrado en el estudiante, donde éste debe ser capaz de administrarse correctamente, adquirir competencias para el trabajo y la vida y evolucionar al ritmo de los cambios tecno-científicos.
Los modelos educativos centrados en la persona se dirigen, principalmente, a personas adultas, por lo cual deben ser catalogados como andragógicos, además de humanistas y constructivistas (Buendía & Martínez, 2007). Esto es, son modelos que defienden el desarrollo de habilidades que comprenden el crecimiento personal basado la necesidad de conocer, el autoconcepto, la orientación y motivación, pero, sobre todo, apoyados en la experiencia del que aprende, elemento por demás enriquecedor si se trata de adultos con un bagaje sociocultural amplio (Buendía & Martínez, 2007).
A manera de conclusión sobre las lecturas de este módulo, he de decir que resulta gratificante descubrir que existen oportunidades de desarrollo personal tan bien estructuradas para la educación a distancia (ejemplificadas de obvia manera en los cursos del ITESM), ya que el saberse parte de este modelo educativo nos llevará a aprender nuevas habilidades que coadyuven al crecimiento personal y a la mejora de nuestro ámbito de trabajo. Espero poder administrar adecuadamente mi aventura en este nuevo modelo (innovador para mí) para así lograr convertirme en un ciudadano del conocimiento.


Referencias:
Alanís, M. (En prensa). Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en educación. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Limusa.


Buendía, A. & Martínez A. (2007) Hacia una nueva sociedad del conocimiento: retos y desafíos para la educación virtual. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. (pp. 77-106) Distrito Federal, México: Limusa.


Heredia, Y. & Romero, M. L. (2007) Uno nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y realidades. En A. Lozano, & V. Burgos (Comp.). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. (pp. 53-76) Distrito Federal, México: Limusa.

martes, 3 de febrero de 2009

Reflexiones en torno a la introducción de la innovación tecnológica en educación

Una de las primeras lecturas del curso — Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en educación (Alanís, en prensa) — ha dejado al descubierto una verdad irrefutable sobre la introducción de las innovaciones tecnológicas: el proceso puede y debe ser administrable.
Es innegable que en la actualidad se presentan diversas innovaciones que pretenden impactar en el entorno de aquéllos a quien va dirigida; lo importante para definir el impacto y aceptación que éstas tendrán se centra en su planeación, ya que ésta es la base inicial de su desarrollo futuro.
¿Qué representan una innovación para el usuario? La anterior es una pregunta simple, cuya respuesta puede no serlo tanto: una innovación es algo que el usuario percibe como algo nuevo (Alanís, en prensa), aun cuando ésta se encuentre disponible desde tiempo atrás; una innovación será tal para el usuario siempre que sea su primer acercamiento a ella, es decir, algo será considerado innovador por el usuario cuando el usuario descubra o utilice algo por primera vez.
Ahora bien, cuando el usuario se enfrenta a una innovación, se inicia todo un proceso, el cual conlleva desde su descubrimiento hasta su adopción (proceso que, como se menciona al inicio, puede y debe ser administrado). Dicho proceso, nos dice Rogers (citado por Alanís, en prensa), se da en cinco pasos o fases: Descubrimiento, Persuasión, Decisión, Implementación y Adopción.
Los tres primeros pasos del proceso de adopción pertenecen a la fase de iniciación, mientras que los dos últimos corresponden a la fase de implementación. En la iniciación se considera la posibilidad y conveniencia de adoptar o no la innovación. Para la adopción influyen los costos y beneficios que ello conlleva; los costos deben ser menores que los beneficios, para que de esta forma el usuario decida aceptar la nueva tecnología propuesta.
Aun y cuando las innovaciones pueden estar simultáneamente disponibles para el grueso de un grupo social o de usuarios, éstas no son adoptadas por todos al mismo tiempo, ya que el proceso de adopción de tecnologías innovadoras se divide en cinco grupos de usuarios (donde cada uno de ellos requiere de diferentes tipos apoyo, soporte y convencimiento):
1. Pioneros: son un grupo reducido de usuario, y son quienes prueban los dispositivos, sólo por probarlos, por la mera idea de usarlos y conocerlos. Requieren poca o nula incentivación del desarrollador.
2. Innovadores tempranos: siguen siendo pocos quienes se incluyen en esta categoría, pero a diferencia de los pioneros, ellos sí buscan un valor o beneficio importante en la innovación. Siguen sin requerir mucho soporte por parte del desarrollador, aunque ya necesitan de convencimiento (generalmente suscitado por el valor mismo de la tecnología).
3. Mayoría: se caracterizan por ser el grupo más numeroso y se dividen en tempranos y tardíos, dependiendo de si se incluyeron en la adopción dentro del primer 50% o del segundo. Requieren de gran apoyo técnico y mucho soporte por parte de los creadores o desarrolladores de la innovación.
4. Rezagados: aquéllos que adoptan la innovación muy tardíamente, ya sea por fuerza o por la conveniencia probada de la misma. Requieren de apoyo, aunque menor al ser pocos usuarios.
De acuerdo a la etapa en que se encuentre el proceso, será necesario establecer un subsidio o apoyo por parte de los desarrolladores para que su innovación se acepte; generalmente el subsidio disminuye al crecer el número de usuarios. Asimismo, el soporte técnico es proporcional a la fase en que la tecnología se encuentre, siendo mayor al inicio, creciente y continua durante la penetración general y disminuirse al encontrarse en la etapa de madurez, pues el crecimiento de usuarios ya no será tan excesivo.
Finalmente, sólo queda decir que los pasos, etapas y fases de toda innovación tecnológica conllevan riesgos, costos y beneficios, tanto para los creadores como los usuarios, pero es fundamental que un buen administrador determine el proceso mediante el cual se lanzará y mantendrá dicha innovación, ya que, como se dijo desde el inicio, el descubrimiento y aceptación de nuevas tecnologías es un proceso administrable, y de ello depende, en gran medida, su éxito o fracaso.

Referencias:

Alanís, M. (en prensa). Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en la educación. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Limusa.